Desde el mismo instante que salimos de nuestro país pasamos a una vida totalmente distinta y desconocida por nosotros; nuestra llegada
a ese otro país no estará exenta de cambios y dificultades, así mismo,
los obstáculos a saltar no serán pocos.
Pasaremos a ser prácticamente otra persona que tendrá que agudizar
su intelecto para intentar entender estos parámetros nuevos, aun para nosotros desconocidos. Y así, es como comienzan todos nuestros cambios y sorpresas.
Por supuesto, todo emigrante lleva en su mente la idea de encontrarse con una buena acogida y con la ayuda necesaria; pero, apenas llegamos, nos damos cuenta que los amigos se nos quedaron lejos y que a pesar de ello, se debe mantener clara la meta que queremos.
No se emigra porque se quiera, sino por ser lo apremiante y aunque
lleguemos con las manos vacías, las maletas siempre irán repletas
de sueños, añoranzas e ilusiones.
Mas, el cambio más grande que ocurre pasado un tiempo, es en nuestro interior y comenzamos por criticarlo todo... porque ¡extrañamos todo!
...a los amigos, familias, a nuestro barrio ¡todo!
Sin importar que tan bueno o malo nos haya sido.
Y con algo de suerte, si no tropezamos con piedra alguna en el camino lograremos adaptarnos. Por eso, es conveniente hacer primero una lista de esos puntos que vemos favorables (oportunidades) y de aquellos contrarios (negativos) para sopesarlos y nos ayude a decidir lo mejor.

Todos somos extranjeros.
Lo que no debe de hacer un inmigrante:
- Ir pensando que en ese país todo será igual que su país de origen.
- Querer comenzar por lo alto, a lo grande.
- Pensar que todo es malo porque sea distinto.
- Aislarse y no salir a divertirse por ahorrar.
- Alejarse de los consejos y ayudas de quienes emigraron antes.
Escrito por:


No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por su visita!, espero que haya sido de su agrado.
Y no olvide...dejar su comentario!!!