Nuestro hogar es la primera escuela donde se aprende el respeto, la tolerancia y la armonía; es la forma de convivir en familia, se aprende la habilidad de adaptarse a otros, aun cuando sus ideas o creencias sean diferentes a las propias; y eso, es algo que nos envuelve de paz y felicidad. Aún, cuando al otro lado del mundo hayan guerras.
Existe un sitio muy cercano al nuestro que acoge a tantos humanos como a los de mi país entero. Nosotros sin embargo, no les conocemos, parece algo sub - real, pero, no... ¡es cierto! Un pueblo digno de admirar que cada día va creciendo.
Donde podemos ver a infinidades de gentes de colores y de credos todos ellos diferentes; son turistas vulnerables privados de sus derechos, muertos de hambre, inmigrantes y sin techo.
¿Qué les hace diferentes? pues, la falta de un lugar donde abrigarse con dignidad y respeto, eso, que nos hace ver como distintos a ellos.
Y para justificar la farsa de samaritanos buenos, los culpamos de arrogancia, de venir a quitar lo nuestro; así, los hacemos ver nosotros ... a todos ellos.
Porque, el refugiado, inmigrante es por fuerza y aunque no es adinerado, la medida que le damos la ganó por su proeza, sabemos pues de antemano que perdió lo que tenía y solo le quedan sus manos para continuar su vida.
Sin embargo, igual de reprochable es no dar reconocimiento e ignorar lo igualable que envuelve cada momento, ese cruel desplazamiento no es de su voluntad, ya que cada inmigrante (refugiado o no) va escapando en silencio de un futuro que han frustrado.
A pesar que es ignorado va en busca de un porvenir, uno al igual que al nuestro y aun, cuando no es mucho pedir ¡La vida pierden por eso!
¿A dónde se nos va el futuro? ¿Cómo recuperárselo a ellos?
Si a millones de personas les confrontan sus vidas con el hambre y los horrores que son peor que la muerte.
Todos tenemos familias, todos también sentimientos, de los niños y los jóvenes es este futuro incierto. Abandonan sus hogares, se aventuran a su suerte.
Las fronteras delimitan un gobierno, no limitan a los pueblos.
Púes para mayor desgracia de la tierra ¡nadie es dueño!
Pero con frecuencia (en nuestro mundo) se nos olvida es eso:
¡QUE TODOS TENEMOS IGUALES DERECHOS!
"Todos los niños del mundo, tomaditos de las manos, jugarían,
cantarían, se querrían... como hermanos"... (de:canción infantil).
Procuremos encontrar la paz, aunque sea algo... ¡tan desconocido nuestro!
Porque para lograr ese grato convivir que nos brinde seguridad, la armonía nos debe acompañar. Y compartir de corazón ese granito de arena de paz, de buena voluntad, tolerancia y respeto, con todo amor y alegría, como cualquier niño lo haría:
Escrito por:

No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por su visita!, espero que haya sido de su agrado.
Y no olvide...dejar su comentario!!!