Valoremos el amar de los demás.
Se dice que el mundo está en peligro, pero el mundo en sí, jamás a estado en peligro. En peligro andamos todos los que estamos en él y el adelanto nos hace comprender que nuestro egoísmo sigue aumentando y sosteniendo más y más nuestra ignorancia.
Es bueno desear siempre lo mejor para uno mismo, pero a veces, debido a eso etiquetamos a las personas por debajo nuestro y las desvalorizamos sin piedad y eso, nunca es bueno.
No obstante, cuando etiquetamos a una persona de gente tóxica, nos induce a desecharla, y personas tóxicas no existen; solo existen relaciones tóxicas que controlan tu vida (es nuestra decisión el dejar que manejen nuestra voluntad) Y no queremos asumir esa responsabilidad.
Las relaciones tóxicas destruyen tu independencia, tu confianza y autoestima; pero, paradójicamente esas relaciones son sostenidas por no saber cómo hacer para apartarse de ella, de esa persona que sin mostrar el mínimo interés por tus sentimientos te hace sufrir y ser infeliz.
¡Que fácil es poner culpa en otro de lo que nosotros nos hacemos!
No hay nada en el mundo que la persona, se trague o se eche encima que realmente pueda intoxicar. Pero, en las relaciones tóxicas, si se altera tu forma de ser.
Por consiguiente, lo importante es que avances sin dar mayor importancia. Nuestra importancia indudablemente es de sentirnos bien consigo mismo, e igual lo es para la otra persona, por lo que no se debe tratar de cambiarla sino, intentar mostrarle distintas opciones a manera de ayuda; pero sin que te agobies, ni dejar que eso influya en ti.
Caminando entre las flores.
En conclusión, no importa el largo del camino, siempre que se encuentre lleno de flores. Ocupáte de desarrollar esas cualidades que le dan brillo y luz a la oscuridad. Aprende a descubrir que existen otras posibilidades, a ver las cosas de forma diferente y a valorar los sentimientos de los otros.
Decide si quieres actuar para vivir como los demás quieran o quieres vivir a tu propia manera, actuando de acuerdo a lo que creas sea mejor para todos.
Lo malo está en callar lo que sentimos y en no querer el desapego.
Yo no creo en Dios por poner en mi camino a personas maravillosas, sino, por llevarme hasta ellas. Las personas son como las flores a la orilla del camino, si no transitas por él...
Nunca verás sus flores ¡Nunca las verás florecer!
Escrito por:

No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por su visita!, espero que haya sido de su agrado.
Y no olvide...dejar su comentario!!!