La Paciencia.
Existe una virtud que es llamada paciencia que nos ayuda a soportar
los contratiempos y las dificultades, pero, si nos falta tolerancia es muy probable que la impaciencia nos perturbe.
Especialmente, porque estamos acostumbrados y enseñados a que siempre nuestras acciones tienen que recibir respuesta de inmediato, nunca aprendimos a esperar por nada. Y entonces, cada vez más, afrontamos situaciones que nos desestabilizan por la falta de esa virtud.
Eso hace que nos invada el descontento, la insatisfacción, la ira y demás sentimientos negativos y perturbadores que acompañan a nuestro orgullo, para robarnos todo lo bueno y hermoso que llevamos dentro.
Sin duda, nos molesta, si algo no salió tal y como queríamos o pensamos que debía ser, en ese preciso momento. Cuan grande es saltar ese excesivo afán por lograr el objeto y no al objetivo, porque es aquí donde nos llega el obstáculo más grande a saltar. Y eso es, lo que nos hace perder el enfoque real.
Debido a eso, es que necesitamos lograr soportar y resistir ese impulso
de enojarnos enseguida, sosteniéndonos en nuestra paciencia. Pero, para lograr la paciencia se debe ser persistente en conducta, actitud y carácter; y estas cosas deben permanecer invariables hasta el logro del objetivo.
Amor = paciencia
Ahora que sabemos que no nos gusta esperar, entonces pasemos a la acción:
* - se tiene que persistir en el objetivo y no en el objeto.
* - siendo una virtud, necesita de tolerancia.
* - ella es dinámica, no es pasiva y conduce a la perfección.
La paciencia resiste hasta el final sin doblegarse fácilmente, en ella tenemos fortaleza, y el compartir de nuestros valores. No debemos perder el enfoque.
"La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia es la debilidad
del fuerte". (Inmanuel Kant)
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