(De:Isabel Soriano.)
Cuando Dios creo al hombre lo creo enteramente perfecto
y así, creo a los perros, los creo igual de perfectos.
Más, no dejaron lo perfecto que Dios puso en ellos,
como hizo el hombre.
Por eso, es que ellos son tan puros y nobles
y saben dar de ese amor perfecto.
Ellos son diferentes a nosotros, les agrada vivir en armonía.
Y no nacen para aprender a amar, ellos... ya lo saben.
Necesitan sólo un tiempo, el necesario para mostrarnos
lo que Dios nos a enviado con ellos.
Eso que nosotros habíamos perdido.
y así, creo a los perros, los creo igual de perfectos.
como hizo el hombre.
Por eso, es que ellos son tan puros y nobles
y saben dar de ese amor perfecto.
Ellos son diferentes a nosotros, les agrada vivir en armonía.
Y no nacen para aprender a amar, ellos... ya lo saben.
Necesitan sólo un tiempo, el necesario para mostrarnos
lo que Dios nos a enviado con ellos.
Eso que nosotros habíamos perdido.
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Esta magnifica narración es la respuesta que da un niño
del ¿por qué la vida de los perros es tan corta?
del ¿por qué la vida de los perros es tan corta?
Me encantó, es un hermoso trabajo, disfrútenlo.
¿Por qué una vida tan corta?
De:Gabriela Fulness.
Para tomar en cuenta...
Si tu mascota es cachorrito ¡cuidalo!
y muestra a tus hijos como amarlo.
Si por lo contrario es viejito ¡atiéndelo!
Que viva feliz hasta ese último instante de su vida.
Que viva feliz hasta ese último instante de su vida.
¡No le abandones nunca!
Si no tienes ninguno... adopta,
que de seguro te llenará de alegría.
que de seguro te llenará de alegría.
Pero... si vieras alguno herido, hambriento o desvalido.
No dudes ni un instante ¡involucrate y ayúdale!
a cambiar ese rumbo a su destino.
.
a cambiar ese rumbo a su destino.
.
*Si un perro fuera tu maestro...
(reflexión)
(reflexión)
Aprenderías cosas como estas:
En lo que tus seres queridos lleguen a casa,
correr siempre a saludarlos.
correr siempre a saludarlos.
Cuando estés feliz bailar alrededor de ellos.
No dejarías pasar la oportunidad para ir a pasear.
Aprenderías a correr, jugar y saltar diariamente.
Tomarías la siesta con más frecuencia de seguro.
Apreciaras poder refrescarte bajo el cobijo de un árbol.
Y sobre todo, cuando vieras que se pasa un mal día,
te sentarías en silencio cerca para hacerle sentir tu compañía.
Y así aprenderías a amar incondicionalmente...
¡toda la vida!
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