Aunque a nuestra sociedad le importen más las apariencias que nuestras realidad y sus verdades, es nuestro deber saber emplear bien las palabras.
Es un deber de justicia porque la veracidad solo se haya es en esta virtud.
Puesto que, muchos suelen decir lo contrario a ella aun estando convencidos de la verdad, pero manifiestan lo contrario, porque sus palabras llevan una intención de engañar y eso es, decir mentiras. (oculta la verdad)
Sin embargo, cuando afirmamos algo sin conocimiento de su verdad, pensamos que de esta forma no se está mintiendo y que no tiene mayor importancia, pero la verdad es que, no se está mintiendo deliberadamente, pero tampoco se esta diciendo la verdad (porque se desconoce)
Entonces, se está diciendo es una falsedad. (no contiene veracidad)
Entre esos actos opuestos a la verdad y que lesionan la honra están:
Calumniar = que tiene como fin dañar la reputación de las personas.
(afirmando cosas falsas)
Prejuzgar = se hace juicio de algo sin tener una base verdadera.
(anticipándose al mal)
Maldecir = es habla mal de otros o de sus fallos.
(sin motivo alguno)
Cometer = es culpar a un inocente dando un testimonio falso.
Perjuicio (bajo juramento)
Dar falso = es cuando se afirma en un juicio lo contrario
Testimonio de la verdad. .
Las mentiras por si solas no pueden engañar a nadie, siempre necesitan
de alguien que las crea. Toda forma de falsedad distorsiona la verdad
e induce a creer en esa parte falsa por medio del engaño, para que sea
también creída como verdad.
La verdad por lo general, va adecuada entre la realidad que existe y lo que pensamos que sea digno de confianza. Puede vivir sin hacer daño a nadie.
Decir la verdad es afirmar algo de lo que se tiene la total convicción de que es real y verdadero, pero esa verdad, no pertenece a nuestro propio juicio
o criterio, sino a la verdad de Dios. Creer en Dios es sostener la verdad.
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