Lo que nos permite la armonía y nuestro equilibrio en el ánimo es rodearnos de bienestar, debido a que nuestra energía puede ser potenciada según sea nuestra percepción. Nuestro entorno influye en nuestro estado de ánimo y su desorden también lo hace.
Y la mejor manera de sentirnos motivados es mantener un ambiente ordenado, agradable y despejado. Nuestro orden interno está ligado al agrado y a la comodidad. Eso implica que las cosas que no nos gusten tratemos de eliminarlas de la vista y evitar todo lo que limite o estorbe el libre paso. Para que no se pierda la armonía del entorno.
Pero existen tres cosas que obstaculizan nuestro objetivo =
1- El desorden.
2- El postergar.
3- La perdida de tiempo. (no esclavizarnos)
Es aconsejable desarrollar la energía practicando algún deporte .
Cuando decidimos mantener el orden es para equilibrar nuestro interior creando satisfacción y relajación; tratando que las cosas que más usas a menudo estén organizadas y sean de fácil acceso, comenzando por los más cercanos a ti: carteras, escritorio, habitación...
Procura dejar que el aire y la luz entren en tu hogar, abre y ventila el ambiente. Es necesario que la decoración del ambiente genere paz y tranquilidad para que atraiga equilibrio y bienestar. Elige los colores que más te gusten, si eliges tonos claros agrégale colores vivos y si son tonos vivos puntualiza en los detalles. Dale vida y color a tu ambiente con las plantas.
Habitación Feng Shui.
No obstante, para mejorar tu calidad de vida solo necesitas de disponer ciertos períodos de tiempo para ir poco a poco organizando esas limpiezas a fondo por áreas, luego solo queda el mantenerlas.
Algunas de las escusas que nos damos para no organizar son:
Falta de tiempo, no saber por donde empezar o no tener casi espacio.
Espacio significa tener menos cosas pero las más necesarias para un mayor orden. También se puede crear más espacio al organizar con baldas, estantes y cajas para disfrutar de cada área.
Para no perder el tiempo tratar por ejemplo de tender la cama al levantarnos, recoger las cosas que no estén en su debido sitio, mantener recogido y aromatizado el baño después de su uso y al cocinar ir fregando lo que se utilice, de manera que solo falte después de comer, recoger la mesa para terminar de fregar y guardar de una vez. Es decir, mantener el orden necesario.
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